¿Qué es educar en el minimalismo?
Estelia Pérez, neuropsicóloga de la Unidad de Psicología y Medicina de la Salud del Hospital Vithas Medimar
La filosofía del minimalismo en los niños se refiere a reducir a lo básico o desprenderse del exceso. En nuestra sociedad actual, tener más es un hábito, pero los niños al igual que los adultos, también pueden experimentar que con menos se puede ser más feliz. Gastan, sufren y limpian menos, mientras aumenta su satisfacción con ellos mismos y una vida más práctica y sencilla.
Una vida minimalista mejora la concentración, aspecto importante en el desarrollo de su cerebro. Con esta filosofía facilitamos ser más ordenados, cuidadosos, ágiles y productivos, además de favorecer las habilidades de toma de decisiones e inhibición de impulsos. Les ayudamos a cumplir con sus objetivos, ahorrar recursos y dinero. Eliminamos las ansias consumistas sin renunciar a sus caprichos y enseñamos a invertir dinero en lo que aporta valor en su día a día y tiempo en lo que valoran, por lo que también aprenderán a gestionarlo.
Por otro lado, puede suponer desprenderse de comodidad y sentirse incomprendidos, puesto que nos encontraremos con personas que no comprendan este estilo de vida. A veces es necesario explicar y justificar esta decisión, lo cual puede cansar incluso ser molesto.
Diferencias respecto a una vida con excesos
Sin dudas hay diferencias en el desarrollo de niños educados con demasiadas cosas materiales y otros con menos. Desde pequeños aprendemos sobre la importancia de las cosas que nos rodean. Los juguetes y la ropa son sus posesiones, enseñarles a desapegarse de lo material y apreciar lo necesario y el valor de las experiencias. Enseñarles que la felicidad no va unida a comprar más o mejores cosas, tomar decisiones sobre lo importante en su vida y aprender a disfrutar de las experiencias sin necesidad de gastar dinero en cosas innecesarias, favorecerá su desarrollo en muchos aspectos.
Es recomendable, siempre que sea posible, que los niños decidan lo que realmente necesita y comprenda la utilidad que le da o porque le gusta. Seguramente al principio necesite ayuda, pero debe tener control sobre estas decisiones.
No debemos obsesionarnos ni forzar, ya que puede ser contraproducente. Si decidimos adoptar una vida minimalista, demostraremos cómo y por qué son importantes nuestras decisiones. Nuestros hijos lo irán comprendiendo y no por ello les estamos privando de experiencias con nuevos objetos. Seguirán experimentando y podemos enseñarles a descubrir alternativas como intercambio de juguetes, redescubrimiento de objetos guardados, reciclaje de materiales para la creación de otros…
Potenciar la imaginación
Con menos objetos, les permitimos enfocarse en algo más tiempo y eso les permite elaborar más los juegos. Proponer actividades que desarrollen su creatividad y no impliquen una nueva adquisición, hace que sean más divertidos, imaginativos y entretenidos. Pero si se lo damos todo hecho y les damos el producto final, no desarrollan su ingenio porque no encuentran una motivación.