23/07/2019

Comer y cenar tarde dificulta la pérdida de peso

Desde hace varios años existen afirmaciones acerca de si debemos saltarnos la cena para adelgazar o para evitar subir de peso. Las investigaciones más recientes han dado una vuelta más de tuerca a dicha teoría inicial realizando varios estudios que han demostrado la relación entre los horarios de comida y la predisposición a padecer obesidad y otras enfermedades.

Desde hace varios años existen afirmaciones acerca de si debemos saltarnos la cena para adelgazar o para evitar subir de peso. Las investigaciones más recientes han dado una vuelta más de tuerca a dicha teoría inicial realizando varios estudios que han demostrado la relación entre los horarios de comida y la predisposición a padecer obesidad y otras enfermedades.

 La nutricionista Claudia Guerrico, de PsicoActúa, Unidad de psicología y medicina para la salud del Hospital Vithas Medimar Internacional, insiste en que “hay que dejar claro que para bajar peso y adelgazar hay que consumir diariamente menos calorías que las que gastamos para nuestras actividades, así es que no vale comer libremente antes de la merienda y disminuir la cena”.

 Además, añade, “nuestros procesos biológicos varían durante el día y la noche, haciendo que la asimilación de nutrientes también sea diferente.  A esta disciplina que estudia cómo debe ser la alimentación según nuestro ciclo natural del organismo se la llama crononutrición”.

 Relación entre los horarios de comida y obesidad

 Claudia Guerrico, basándose en su experiencia y en el estudio de diferentes investigaciones, concluye que “comer tarde y cenar tarde dificulta la pérdida de peso”.

 En España, la dieta mediterránea pierde muchos beneficios debido al horario particular del país. Con el horario establecido de comidas desde las 14 horas y de cenas a las 22 horas, “tendremos que pensar una modalidad que permita poder aplicar estos hallazgos en la vida cotidiana de la población”, dado que “no es raro encontrar en las consultas para adelgazar camareros que comen a las 17 horas o enfermeros que cenan a las 12 de la noche”, explica Claudia.

 “En el día a día, para aplicar algo de estas nuevas teorías, nos enfrentamos a dificultades personales que tienen que ver con los horarios laborales, con otras enfermedades, con situaciones de estrés, depresión o ansiedad… Por lo que saltarse la cena sería correr el riesgo de fomentar el empeoramiento de estas situaciones. Por ello recomiendo que, si no se puede cenar temprano, hay que cenar ligero”, añade.

 Ejemplo de comidas que atienden el “reloj biológico” 

Un desayuno debe ser completo, para utilizar las lipasas, proteasas e insulina al despertar, con cereales de absorción lenta, proteínas y aceite de oliva como elemento graso:  pan integral o semillas, cereales integrales, copos de avena integrales, queso, jamón serrano, huevo, frutos secos, aguacate, lácteos.

 

La comida debe ser más densa, hay proteasas y amilasas: carnes rojas una o dos veces por semana, pescado, legumbres, pasta integral, arroz integral, aves y verduras crudas y cocinadas. 

 

Una merienda completa contendría frutas, lácteos, pan de semillas o integrales y frutos secos.

 

Por última, en la cena se debe evitar tomar grasas y grandes cantidades de hidratos de carbono: consumir pescado, aves o vegetales cocinados (plancha, horno, purés, hervidos), sería una buena opción.