28/01/2019

Realidad virtual, clave en la superación del miedo, la ansiedad y otros trastornos psicológicos

La realidad virtual aplicada a la salud mental ha demostrado su efectividad con más de 20 años de estudios clínicos controlados en el tratamiento de trastornos de ansiedad.

La realidad virtual forma parte de las Tecnologías de la Información y la Comunicación y puede definirse como un conjunto de entornos tridimensionales con los que una persona interactúa en tiempo real produciéndose, de esa forma, una sensación de inmersión o sentido de presencia semejante a la que ocurre en una situación real.

Es una tecnología no invasiva y segura que se basa en la proyección de gráficos 3D interactivos a través de gafas y auriculares. Se consigue así aislar los estímulos externos, transportando al usuario a un entorno diferente del que se halla en ese momento.

La realidad virtual aplicada a la salud mental ha demostrado su efectividad con más de 20 años de estudios clínicos controlados en el tratamiento de trastornos de ansiedad.

En Psicoactúa trabajamos ya con la primera plataforma mundial de Realidad Virtual Psious, dedicada al tratamiento de la ansiedad, fobias y otros trastornos psicológicos.

A través de un completo catálogo de entornos virtuales de alto nivel vivencial, ofrecemos tratamientos para fobias: miedo a lugares cerrados, miedo a viajar en avión, a las alturas, a las inyecciones, a la elaboración de un TAC, a los animales …etc., y para trastornos psicológicos tan frecuentes como el pánico-agorafobia, ansiedad generalizada, trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o miedos sociales, como a hablar en público, entre otros.

Los pacientes pueden enfrentarse a sus miedos en tiempo real de forma gradual y segura. Cada entorno posee diversos parámetros de personalización, adecuando una terapia a medida y generando así una experiencia completamente personalizada.

Ventajas de incorporar la realidad virtual a los tratamientos psicológicos

• Permite que la persona pueda interactuar con el mundo virtual en tiempo real.
• Permite diseñar "a medida” el tratamiento. Por ejemplo, aterrizar antes de despegar, realizar varios despegues seguidos, subir en ascensor sin detenerse en ninguna planta durante minutos, así como la repetición de la acción cuantas veces sea necesario. El terapeuta puede decidir si es de día o de noche, si llueve o hace sol, ajustando en mayor medida el proceso terapéutico a las necesidades del paciente.
• Permite la maleabilidad, versatilidad y disponibilidad de los entornos virtuales. Se pueden graduar las situaciones según las necesidades y sin esperar a que estas sucedan en la vida real, ampliándose las posibilidades de tratamiento.
• Progresos en menos sesiones, menor tasa de recaídas y/o abandono del tratamiento.

• Permite llevar a cabo tratamientos en las situaciones de difícil acceso por ser complejas o costosas (despegues, tormentas, alturas…).
• Permite al terapeuta controlar y ver lo que el paciente está viendo.
Además de todo lo mencionado, permite una seria de circunstancias que de otro modo sería muy difíciles de reproducir, en casos de miedos como los que se detallan a continuación:
Miedo a la sangre: permite hacer un análisis de sangre en cualquier día del año, sin pedir cita previa, pudiendo manipular los parámetros que se estimen oportunos y sin salir de la consulta del terapeuta.
Miedo a conducir: permite la exposición a situaciones que son impredecibles o de duración limitada como, por ejemplo, un adelantamiento en carretera.
Miedo a hablar en público: en el mundo real resulta difícil disponer de una audiencia concreta o de un espacio adecuado. Con la realidad virtual se accede a distintos escenarios: audiencias, tribunal examinador, entrevista de trabajo, etc.
Miedo a los animales: se resuelve la dificultad que implica controlar las reacciones de los insectos, crear situaciones específicas o conseguir ciertas especies.
Al 25% de las personas con fobias les resulta muy difícil enfrentarse a lo que temen en el mundo real y abandonan el tratamiento. Este entorno favorece la seguridad, la confidencialidad y el control total del terapeuta en la propuesta de escenas virtuales de dificultad o amenaza para el paciente, repercutiendo significativamente la eficacia de la terapia.