Los antidepresivos no son la opción adecuada para el tratamiento de la depresión infantil

Antidepresivos

El trastorno depresivo mayor tiene una prevalencia estimada del 2-8% en niños de 6 a 12 años, y del 5-6% en adolescentes de 13 a 18 años. En comparación con los adultos, el trastorno depresivo mayor en niños y adolescentes está todavía infradiagnosticado e infratratado, posiblemente porque tienden a presentar síntomas menos comunes como irritabilidad, conductas agresivas y rechazo a la escuela.

A pesar de que los tratamientos psicológicos se consideran el tratamiento de elección en muchas guías clínicas basadas en la evidencia, y de las advertencias de la FDA desde 2004 sobre el aumento del riesgo de suicidio que producen los antidepresivos en esta población, el tratamiento farmacológico sigue siendo el más prescrito para jóvenes deprimidos.

Con motivo del debate que genera el uso de psicofármacos en menores, y en su caso, qué tipo de medicamento de administra, un equipo de investigadores ha publicado un estudio cuyo objetivo ha sido comparar la eficacia de un grupo de antidepresivos y la tolerancia a estos, con el efecto de un tratamiento placebo, en menores con trastorno depresivo mayor.

Este interesante trabajo es el meta-análisis más completo publicado hasta la fecha, sobre los tratamientos farmacológicos para niños y adolescentes con depresión, que recopila los estudios publicados sobre este asunto con el fin de analizar la evidencia de los ensayos encontrados.

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Teniendo en cuenta el balance riesgo-beneficio, este trabajo concluye que los antidepresivos no son una opción adecuada para el tratamiento de la depresión mayor en niños y adolescentes. Siendo la fluoxetina la opción menos mala en el caso de que se prescriba algún antidepresivo.

No obstante, según los autores del estudio, estas conclusiones hay que tomarlas con cautela, debido a que muchos estudios de los seleccionados (el 65%) estaban financiados por los propios laboratorios del medicamento, por lo que tenían altas probabilidades de estar sesgados y sobreestimar la eficacia de los resultados. Además, no pudieron acceder a los datos brutos de los estudios, con argumentos sobre la propiedad intelectual o la privacidad de los pacientes; lo que les impidió analizar los datos de forma neutral.

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Parece inexplicable que a pesar de haberse demostrado que la ecuación riesgo-beneficio del uso de antidepresivos en niños y adolescentes no compensa por su escasa eficacia y sus importantes efectos secundarios, y a pesar de las advertencias de la FDA sobre la peligrosidad de su uso, la prescripción de antidepresivos en esta población sigue aumentando de forma vertiginosa durante los últimos años.

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